MADRID, 14 Jun. (EUROPA PRESS) – Un evento cósmico captado con el observatorio aerotransportado SOFIA y el radiotelescopio ALMA ha proporcionado nueva evidencia de que las estrellas viajeras pueden formar sistemas binarios.
Desde una vista lejana alejada, la nube de formación estelar L483 parece normal. Pero cuando un equipo de astrofísicos dirigido por la Universidad de Northwestern se acercó más y más, las cosas se volvieron cada vez más extrañas.
Cuando los investigadores observaron más de cerca la nube, notaron que su campo magnético estaba curiosamente retorcido. Y luego, mientras examinaban una estrella recién nacida dentro de la nube, vieron una estrella oculta, escondida detrás de ella.
“Es el hermano de la estrella, básicamente”, dijo en un comunicado Erin Cox asociada postdoctoral en el Centro de Exploración e Investigación Interdisciplinaria en Astrofísica (CIERA) de Northwestern, quien dirigió el nuevo estudio. “Creemos que estas estrellas se formaron muy separadas y una se acercó a la otra para formar un binario. Cuando la estrella viajó más cerca de su hermana, cambió la dinámica de la nube para torcer su campo magnético”.
Los nuevos hallazgos brindan información sobre la formación de estrellas binarias y cómo los campos magnéticos influyen en las primeras etapas del desarrollo de las estrellas.
Cox presenta esta investigación en la reunión número 240 de la Sociedad Astronómica Estadounidense (AAS) en Pasadena, California. El Astrophysical Journal también publicará el estudio.
Las guarderías estelares son lugares salvajes y maravillosos. A medida que densas nubes de gas y polvo colapsan para formar estrellas, lanzan flujos de material estelar a velocidades hipersónicas. Un campo magnético que rodea una nube de formación de estrellas suele ser paralelo a estos flujos de salida. Cuando Cox y sus colaboradores observaron la nube L483 a gran escala, descubrieron precisamente eso. El campo magnético coincidía con este perfil típico.
Pero luego los astrofísicos decidieron echar un vistazo más de cerca con el Observatorio Estratosférico de Astronomía Infrarroja (SOFIA) de la NASA, y fue entonces cuando las cosas se pusieron extrañas. El campo magnético no era, de hecho, paralelo a los flujos de salida de las estrellas recién nacidas. En cambio, el campo se torció en un ángulo de 45 grados con respecto a los flujos de salida.
“Al principio, coincidía con lo que predice la teoría”, dijo Cox. “Si tiene un colapso magnetizado, entonces el campo magnético está controlando cómo se está formando la estrella. Esperamos ver este paralelismo. Pero la teoría puede decir una cosa y las observaciones pueden decir otra”.
Aunque se necesitan más observaciones, Cox cree que una estrella hermana previamente oculta puede ser responsable del campo retorcido. Utilizando SOFIA, el equipo de astrofísica detectó una estrella recién nacida formándose dentro de una envoltura de material. Pero tras un examen más detenido con radiotelescopios en el Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA) en Chile, los investigadores detectaron la segunda estrella, compartiendo la misma envoltura estelar.
“Estas estrellas aún son jóvenes y aún se están formando”, dijo Cox. “La envoltura estelar es lo que proporciona el material para formar las estrellas. Es similar a hacer rodar una bola de nieve en la nieve para hacerla más y más grande. Las estrellas jóvenes están ‘rodando’ en material para acumular masa”.
Aproximadamente a la misma distancia entre nuestro sol y Plutón, las dos estrellas jóvenes forman un sistema binario. Actualmente, los astrofísicos están de acuerdo en que se pueden formar binarias cuando las nubes de formación de estrellas son lo suficientemente grandes como para producir dos estrellas o cuando el disco que gira alrededor de una estrella joven colapsa parcialmente para formar una segunda estrella.
Pero para las estrellas gemelas en L483, Cox sospecha que algo inusual está en juego.
“Hay un trabajo más nuevo que sugiere que es posible que dos estrellas se formen lejos una de la otra, y luego una estrella se acerque para formar un binario”, dijo Cox. “Creemos que eso es lo que está sucediendo aquí. No sabemos por qué una estrella se mueve hacia otra, pero creemos que la estrella en movimiento cambió la dinámica del sistema para torcer el campo magnético”.
Cox cree que este nuevo trabajo en última instancia podría proporcionar nuevos conocimientos sobre cómo se forman las estrellas binarias y los planetas que las orbitan. La mayoría de la gente está familiarizada con la escena icónica de “Star Wars”, en la que Luke Skywalker mira con nostalgia las estrellas binarias que orbita su planeta natal, Tatooine. Ahora, los científicos saben que este escenario no es simplemente ciencia ficción; los planetas que orbitan estrellas binarias podrían ser potencialmente mundos habitables.