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Opinión

Arte y moralidad. Artículo de Opinión

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Por: Aarón Mariscal

Recientemente, un artista que no vale la pena mencionar inauguró en Santa Cruz una exposición blasfema en la que muestra a la Santísima Virgen María en paños menores. El demoniaco personaje se valió de sofismas viles y absurdos para justificar su impiedad.

¿Y qué es la impiedad? Lo contrario a la virtud de la piedad: una despreocupación por las obligaciones con Dios. Los romanos lo entendieron muy bien, y aun paganos, fuera del cristianismo, consideraban que era gravísimo ser impíos con los dioses, es decir, ofenderlos de alguna manera.

Ahora bien, ¿se puede separar la moral de las bellas artes? ¿Es lícito realizar cosas dañinas que parezcan agradables al ojo humano? Vamos a tratar de responder a estas cuestiones.

Primero, definamos: moral es la noción del bien que debemos hacer y el mal que debemos evitar. La moral es objetiva: nadie debería permitirse decir, por ejemplo, que violar es bueno o que mentir es bueno. Por otro lado, el arte (técnica, habilidad) es una virtud intelectual que consiste en saber hacer (arte de la cocina, de la carpintería, etc.) y las bellas artes son aquellas en que los artistas saben producir algo bello (pintura, música, escultura, etc.); valga la aclaración, mediante el predominio de la razón y no del sentimiento, como algunos nos quieren hacer creer.

Blasfemia es una expresión injuriosa contra Dios o contra algo relacionado con él. Por razón del objeto, la blasfemia puede ser inmediata si va contra Dios o mediata si va contra su Santísima Madre, los santos o las cosas sagradas.

¿Y quién es Dios? Es el ser supremo, perfección absoluta; el bien, la verdad y la belleza, creador del universo y de las criaturas que lo habitan. Dios tomó cuerpo humano siendo concebido en el vientre de una mujer virgen (María), se ofreció como sacrificio para salvar a sus criaturas de la condena eterna y resucitó para darles la felicidad eterna.

¿Por qué sería una ofensa contra Dios y contra su Madre Santísima representar a esta desnuda? Porque lo propio de ella es la pureza, la castidad, la virginidad, y eso no se representa en lo descubierto, sino en lo cubierto. Es más propio de una prostituta exhibir públicamente el cuerpo sin ninguna prenda, y mostrar a la Madre de Dios en tales condiciones es, por lo menos, repudiable.

Lo mismo ocurre con los santos, es decir, quienes lograron una vida virtuosa y alcanzaron grado de canonización por la Iglesia: se los debe representar de manera respetuosa, reverente, cuidando no desviar la atención a otra cosa que no sea la contemplación de su altísima dignidad. Cualquier católico con mínimos conocimientos de historia del arte debería comprender que nunca se ha representado a los santos de manera morbosa, al menos no con aprobación oficial de la Iglesia.

Aquí entra otro detalle: ¿toda desnudez es morbosa? No necesariamente. La desnudez no es inmoral en sí misma: de lo contrario, tendríamos que incluso ducharnos con ropa. El desnudo recién se convierte en morbo cuando muestra signos de ser mostrado con una intención maliciosa, cuando despierta pasiones sensuales en el espectador.

En nuestro mundo moderno, parece predominar la creencia en el falso dogma establecido por Juan Jacobo Rousseau: el mito del buen salvaje, es decir, que si usted hace algún mal, la culpa es totalmente suya. Pero lo cierto es que los humanos no somos perfectos, más bien somos débiles, existe la tentación, y si bien la intención y responsabilidad propia son prioridad en los actos malos, también es cierto que otra persona puede condicionar nuestras intenciones motivándonos a causar daño a otros o a nosotros mismos; a esto se le llama provocación.

Al respecto, Santo Tomás de Aquino sentencia en su gran obra, la Suma teológica, parte II-IIae, cuestión 169, artículo 2, objeción 4: «si un arte fabrica objetos que los hombres no pueden usar sin pecar, el artista que hace tales cosas peca, porque ofrece a otro directamente la ocasión de pecar».

Asimismo, continúa: «si hay obras que se emplean en la mayoría de los casos para un mal uso, deben, aunque lícitas en sí mismas, ser extirpadas de la ciudad por oficio del Príncipe, secundum documenta Platonis». De esta manera, el Aquinate, filósofo católico, citando a un griego pagano de buena voluntad como Platón, argumenta que los gobernantes tienen la obligación de prohibir las obras artísticas impías por el bien de la república.

En bellas artes, como en todo, la razón debe prevalecer antes que el instinto, pues somos criaturas racionales y no bestias sometidas a sus pasiones. Si justificamos y promovemos obras artísticas impías, que objetivamente, según la razón, son malas, nos comportamos como brutos esclavizados por sus pasiones.

La desnudez corre riesgo de convertirse en oportunidad para miradas concupiscentes que se detienen en el cuerpo y lo recorren como objeto de deseo. Por supuesto que, dentro del matrimonio legítimo, esto puede estar bien ordenado, pero fuera de eso, no.

Vale decir, el problema con la exposición del susodicho artista cruceño no es el desnudo en sí mismo (simpliciter, dirían los escolásticos), sino el desnudo en un contexto específico (secundum quid). Cuando las posturas, enfoques, gestos o realismo de los personajes de algún retrato muestran evidencia de responder a una intención morbosa (digamos, pornográfica), dejan de ser provechosos para fortalecer las virtudes del espectador.

Sin embargo, más allá de si el mal arte sacro afecta negativamente a los espectadores, es más importante considerar si afecta a alguien superior al espectador: ¿es lícito hacer arte que ofenda a Dios, a la Virgen o a los santos? En el capítulo ‘Arte y moralidad’ de su libro Arte y escolástica, el filósofo francés Jacobo Maritain aporta principios cruciales para juzgar la cuestión.

Afirma Maritain: «El arte no tiene ningún derecho contra Dios, ni contra el bien final de la vida humana». El bien final de la vida humana es la felicidad eterna, la contemplación plena de Dios, que se consigue luego de una vida terrenal virtuosa.

Es difícil vivir virtuosamente con numerosas ocasiones para el vicio, como las obras artísticas sensuales y lujuriosas. En este sentido, Maritain asegura: «en cuanto que se encuentra en el hombre y que la libertad del hombre hace uso de él, [el arte] está subordinado al fin del hombre y a las virtudes humanas».

En otro ámbito, el filósofo sostiene: «El arte sagrado se halla en una absoluta dependencia con respecto de la sabiduría teológica». Entonces, para representar a la Santísima Virgen, a Dios o a los santos, se requiere de una sana formación en teología, la ciencia que estudia a Dios.

Se podría argumentar que la exhibición cruceña que ofende a la Madre del mismísimo Dios es una ofensa al «sentimiento religioso de la mayoría del pueblo cristiano católico boliviano», pero eso sería considerar al hombre más importante que Dios. Objetivamente, Dios es más importante que nosotros: las criaturas imperfectas no pueden estar por encima de su creador perfecto. Por consiguiente, esta «muestra artística» no es solo una ofensa subjetiva contra los cristianos, sino, ante todo, una ofensa objetiva ante Dios y una blasfemia mediata por su Santísima Madre, la más pura, casta y santa de todas las criaturas.

¿Y quién es María? Además de ser Madre de Dios, es Madre nuestra por extensión. De acuerdo al Catecismo, documento básico para conocer la doctrina católica, María es nuestra Madre porque nos otorga gracias especialísimas mediante su intercesión ante Dios. Ella colaboró de manera muy especial en la obra de salvación llevada a cabo por Nuestro Señor Jesucristo. Cristo, Dios hecho hombre, es el redentor; María, la corredentora.

¿El artista autor de los dichosos cuadros en exhibición mostraría a su propia madre desnuda? Seguramente, si es un hijo bien nacido, no lo haría, porque eso sería exponer sus vergüenzas tal cual una ramera.

Por eso la indignación que nos embarga es inmensa como cruceños y católicos, que no queremos que sea Dios quien vengue sobre nosotros el honor de su Madre cubriéndonos de maldiciones. Deus non irridetur: que Dios perdone al artista, porque no sabe lo que hace, y si lo sabe, peor para él.

Inclusive, no hace falta ser católico para darse cuenta de la perversidad de esta exhibición: si usted tiene un sano juicio, podrá reconocer que este señor tristemente se suma a la larga lista de artistas que, para ganar atención, tienen que recurrir a la polémica; otro impío y blasfemo más en la fila. Ojalá que el artista pueda reconsiderar la moralidad de sus obras y retractarse a tiempo.


[1] Lic. en Ciencias de la Comunicación.

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DÉFICIT FISCAL INMINENTE

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Para desventura de los defensores del sobredimensionado “milagro económico”, el país experimenta un inminente déficit fiscal que, por un lado, desarma la supuesta solidez y blindaje del sistema financiero incapaz de generar ingresos de manera sostenida y por otro, evidencia la mala praxis de una administración débil a momento de controlar la falta de liquidez para sufragar gastos presupuestarios sino es a través del endeudamiento.

De hecho, el publicitado “modelo económico plural” no es otra cosa que la combinación del estatismo en áreas estratégicas de la economía como el gas y la electricidad -vía la nacionalización de recursos naturales- con la alianza con el sector privado a cargo de las grandes agroindustrias nacionales principalmente del oriente del país; el comercio de gran escala y las finanzas en una suerte de coexistencia pacífica con el conglomerado de pequeños emprendimientos artesanales y comerciales que si bien concentra la mayor cantidad de fuerza de trabajo, no cumple con las leyes laborales e impositivas vigentes.

Para este modelo existen dos sectores: uno “generador de excedentes” compuesto por las actividades petrolera, minera y eléctrica y el otro “generador de ingresos y empleos” constituido por el sector de manufacturas, actividades agropecuarias, construcción, turismo y otros. Su funcionamiento esta dado por el control del Estado del primer sector (generador de excedentes) convirtiéndose en el principal actor de la economía que transfiere tales excedentes al segundo sector por la vía del gasto público y la redistribución económica.

Algunos factores que explican su insostenibilidad son: el fin del súper ciclo de las materias primas; el “final del ciclo del gas” y la caída de ingresos por exportaciones a consecuencia del desgaste natural de los campos de producción; la falta de inversiones para garantizar nuevas reservas; la quema indiscriminada de gas en plantas estatales deficitarias y las malas decisiones de un gobierno que apostó ilusoriamente a la industrialización de los hidrocarburos que nunca terminó de despegar.

Frente al escenario del déficit fiscal el gobierno decidió financiarlo con mayor deuda pública y las Reservas Internacionales, ahondando aún más la inestabilidad macroeconómica de la economía boliviana. Recientemente, la agencia calificadora Fitch Ratting redujo las calificaciones crediticias soberanas de largo plazo de “B-” a “CCC” con una “perspectiva negativa” debido a “mayores vulnerabilidades externas”, la significativa disminución de las Reservas Internacionales (RIN), que incrementa los “riesgos para la estabilidad macroeconómica y la capacidad de servicio de la deuda” a consecuencia de los altos déficits fiscales y la escasa transparencia sobre los activos del Banco Central de Bolivia.

Este gobierno no logra comprender que su mayor problema es el elevado gasto público, la creación de empresas deficitarias con una carga social irracional; la subvención insostenible de carburantes (gasolina, diesel) que en la gestión 2023 ya superó los $us. 3000 millones de importación y según el Presupuesto General del Estado 2024 se prevé destinar la cifra histórica de $us. 3596 millones. Todo ello viene generando la inestabilidad económica y la alta especulación de alto riesgo que se traduce en la falta de dólares y la falta de RIN. Desde el 2014 el gobierno no tomó previsiones para ajustar las inversiones y peor aún los excesivos gastos a pesar de que fueron cayendo sustancialmente los ingresos. No se necesita estudiar economía para comprender que cuando los ingresos disminuyen ostensiblemente, es imperativo ajustar y reducir los gastos.

El efecto directo de tales políticas da cuenta de una nueva normalidad: “hay que raspar la olla para vivir el día” que, en un sentido da cuenta de una crisis estructural (político, social, cultural y económico) y, por otro, evidencia un mercado interno que hace mucho se ha convertido en “mercado intento”: de crecer, de no retroceder, de no cerrar. De ahí que es imperativo realizar ajustes para consolidar una política fiscal de mercado capaz de reducir los altos subsidios; recortar las planillas estatales -por cierto, una de las más altas de Latinoamérica-; fomentar la participación de las empresas privadas con mejores condiciones de inversión; así como la adopción de un sistema de regulación real del régimen de cambio del dólar que no involucre la desacumulación de Reservas Internacionales tal como viene sucediendo.

M.Sc. MARCELO CHINCHE CALIZAYA

DOCENTE e INVESTIGADOR

COLUMNA ENTRELINEAS

C.I. 4391643-Cbba

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FUEGO CRUZADO

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El país nuevamente es testigo de las disputas por ocupar el control del gobierno central entre dos facciones dentro del MAS; cuya angurria desmedida, viene ocasionando pérdidas económicas millonarias a raíz del bloqueo de carreteras del eje troncal como medida de presión para el tratamiento y aprobación de una Ley de convocatoria a elecciones judiciales paralizada desde abril de 2023. 

Además de desnudar la incompetencia de una bancada azul fragmentada e incapaz de gobernar “bajo consensos” con las demás fuerzas políticas al interior de una Asamblea Legislativa; también evidencia la ausencia de desprendimientos honestos para anteponer el bien mayor por encima de intereses y prácticas insanas de manipulación, sometimiento y resquebrajamiento de la institucionalidad, autonomía e independencia del Poder Judicial al poder político.

El juego cruzado entre los denominados “conservadores” y “renovadores” apenas empieza; pues el deseo insaciable de dominio absoluto y la desesperación por retornar otra vez a disfrutar de las mieles del poder, representan la antesala de los comicios presidenciales del 2025 en un partido que debe resolver prontamente quién será su candidato.

De hecho, las recientes medidas de presión instruidas desde el Chapare para exigir la renuncia de las altas autoridades del Órgano Judicial y del Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP), denotan una pulseta fehaciente contra la determinación gubernamental de dar continuidad a los cargos en apego a la Declaración Constitucional Plurinacional (DCP) 0049/2023 que dispone la prórroga de mandato de autoridades en actual ejercicio, entretanto no se elijan y posesionen a las nuevas autoridades. En todo caso, previo a tratar la ley corta de elecciones judiciales en el seno de la Asamblea Legislativa Plurinacional (ASP) debe cumplirse o en su defecto abrogarse la DCP 0049/23 y su vigencia.

El ala conservadora del “evismo” ha mostrado su incomodidad ante las determinaciones de ese órgano que, en diciembre de 2023, emitió la sentencia constitucional que indica que la reelección indefinida “no es un derecho humano” y que en Bolivia se aplica “una única vez”. Tal determinación anula la intención de su líder cocalero Evo Morales de ser candidato el 2025, pues ya gobernó en tres ocasiones (2006-2009, 2010-2014 y 2015-2019).

De ahí que el itinerario político por el que transita Evo Morales es por demás amargo y escabroso, toda vez que gran parte de quienes fueran leales correligionarios de su partido encaramados en el Poder Ejecutivo, le han demostrado que su presencia no sólo fastidia, sino que también ya no lo necesitan, repitiéndole hasta el hartazgo que no es dueño de la parafernalia verbal del “proceso de cambio” ni del instrumento político.

Por su parte, el ala renovadora del “arcismo” además de pretender cerrar las opciones de habilitación de Morales, también está empeñada en sostener una inconsistente dinamización del mercado interno por medio de la inversión pública que oxigene la falacia del “milagro económico boliviano” que siempre estuvo apuntalado en el “déficit financiado con deuda”. La fragilidad de este modelo queda al descubierto por la caída estrepitosa de las Reservas Internacionales (RIN), la imposibilidad de cubrir el aparatoso gasto estatal, la pesada e insufrible subvención a los hidrocarburos, la caída de los altos precios del petróleo en el mercado internacional, la fuga de dólares al exterior o la crítica situación de las reservas de gas que representa la principal materia prima exportable. A pesar de ello, buscan cristalizar la continuidad presidencial de Luis Arce por cinco años más.

Queda esperar que los conflictos al interior del partido gobernante MAS no inviabilicen nuevamente la convocatoria a elecciones judiciales para su renovación, así como la consolidación de la tan ansiada independencia del poder político. No obstante, garantizar una profunda reforma de la administración de justicia exige construir consensos en base al diálogo de una clase política representada en la ALP que no puede deslindar su deber y responsabilidad -tal como lo hizo recientemente- por el bien de la justicia en Bolivia.

M.Sc. MARCELO CHINCHE CALIZAYA

DOCENTE e INVESTIGADOR

COLUMNA ENTRELINEAS

C.I. 4391643-Cbba

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Opinión

BOLIVIA SE INCENDIA

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De nuevo la mano criminal de aquellos depredadores de la naturaleza viene provocando uno de los más graves desastres ambientales en el país; cuyos efectos abrumadores se traducen en la destrucción irreversible de ecosistemas y los organismos que en ellos coexisten -bióticos y abióticos-; contaminación de vertientes de aguas y aire tóxico; sobreexplotación, desmonte ilegal y deforestación de áreas protegidas con fines de  ampliación de tierras de cultivo y ganadería al igual que plantaciones de coca ilegales.

De acuerdo al reporte publicado el 23 de junio de 2021 por la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN) y Wildlife Conservation Society (WCS), entre enero y diciembre de 2020 un total de 4,5 millones de hectáreas fueron afectadas por incendios forestales en todo el país. Las cifras están lideradas por los departamentos del Beni que registra 54% en promedio de superficie quemada anual del total del país; Santa Cruz (38%); La Paz (6%) y Cochabamba (1%); dañando áreas protegidas nacionales y subnacionales, siendo Santa Cruz la región que en mayor grado ha perdido superficie de bosque primario húmedo (12%) entre 2002 y 2020 por deforestación mediante incendios y otras causas (regeneración de pastizales, expansión de la frontera agrícola y ganadera).

La gravedad de tales acciones está lejos de ser controlada y sancionada por un Estado laxo e insufrible ante el inminente “ecocidio criminal” sin precedentes que acelera el efecto invernadero, el desequilibrio medioambiental y la baja de la calidad del aire. Este último, libera niveles altos de monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno y azufre que, al ser compuestos orgánicos volátiles y partículas finas, representan amenazas reales a la salud humana por la exposición prolongada al aire dañino. Entre los variados síntomas se advierten irritaciones oculares, respiratorias, cardíacas o pulmonares, además de enfermedades que acortan la vida (asma, bronquitis, enfisema y posiblemente cáncer).

De acuerdo al Índice de Calidad del Aire (ICA), los incendios y quemas masificadas registrados en la ciudad de Santa Cruz (reserva forestal El Choré) el pasado 23 de octubre, provocó la emisión de grandes cantidades de humo, partículas y gases contaminantes alcanzando el pico más alto de 313 microgramos por metro cúbico (µg/m³) de partículas en el aire siendo catalogado como “extremadamente malo”.

La afectación a la madre tierra en el caso boliviano, irónicamente es respaldada por un bloque de Leyes y decretos supremos sancionados desde el 2005 autorizando quemas irracionales y la ampliación de fronteras agropecuarias. Entre el 2013 y 2019 se han aprobado al menos 10 normas que admiten y legalizan la quema indiscriminada de bosques para beneficiar a los grandes capitales del agro negocio y ganadería, principalmente del oriente del país. A ello se agregan las acciones de “grupos delincuenciales” que trafican con tierras fiscales, avasallamientos de tierras, territorios y áreas protegidas para la siembra y expansión de cultivos ilegales de coca. Tales extremos, al parecer, vienen suscitándose en absoluta complicidad silenciosa de instancias gubernamentales como el Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA); la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierra (ABT); Ministerios de Medio Ambiente y Agua, Salud y Deportes entre otros.

Tal como indica el viejo adagio “para muestra un botón”, el reciente atentado canallesco ambiental registrado en la reserva forestal El Choré, incendiada desde hace un mes atrás, no fue intervenida oportunamente por las autoridades nacionales por ser esta tierra fiscal y reserva forestal; probablemente quizá porque en ella se encuentran asentados sindicatos afiliados a las federaciones cocaleras del trópico de Cochabamba, quienes arrasaron impunemente más de 100 mil hectáreas para el cultivo ilegal de coca impulsada por las mafias organizadas dedicadas a la actividad ilícita del narcotráfico.

Cuán lejos estamos de garantizar el cuidado, protección y preservación del ecosistema como elemento vital y esencial para el bienestar de la humanidad, así como los derechos de las futuras generaciones. La tierra y el medio ambiente están siendo gravemente dañadas y lesionadas de forma irreversible por la acción desmesurada y permisiva de un Estado pusilánime e ineficiente que observa pasivamente el criminal ecocidio en Bolivia.

M.Sc. MARCELO CHINCHE CALIZAYA

DOCENTE e INVESTIGADOR

COLUMNA ENTRELINEAS

C.I. 4391643-Cbba

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