CONDUCTORES PRUDENTES
El nivel de exposición al ruido de una persona no debería ser mayor a 65 decibeles (DB). Una bocina supera los 90 DB. De acuerdo con estudios, la contaminación acústica puede afectar el sueño, el rendimiento, la memoria y la conducta.
Son las 7:30 am. En una de las tantas avenidas con tráfico de la ciudad, un conductor de micro toca la bocina pidiendo paso. Otro papá que lleva a sus hijos al colegio hace lo mismo. Entre una telaraña de vehículos, unos intentan avanzar más rápido que otros. El sonido es intenso. Pocos se dan cuenta de tres cosas: Hay un hospital o colegio a pocos metros, hay personas durmiendo en las casas y que, todos los sonidos juntos, aturden a cualquiera que transita en la zona.
De acuerdo con la Asociación Médica Mundial (AMM), el ruido afecta a las personas en diversas maneras: “Sus efectos están relacionados con la audición, el sistema nervioso, la psiquis, la comunicación oral, el sueño y el rendimiento”, explican. La OMS (Organización Mundial de la Salud) también recomienda que en el tráfico de vehículos la exposición al ruido no supere los 53 Decibeles (DB) puesto que, por encima de ese nivel, se asocia con efectos adversos para la salud.
José Rodríguez, Gerente de Servicio Técnico de Imcruz, explicó que todos los vehículos incluyen una bocina para utilizarla, sobre todo, en casos de emergencias o peligros inminentes. Las normas bolivianas, según el directivo, prohíben el uso de sirenas, claxon o cualquier aparato que produzca un sonido agudo y prolongado, excepto en ambulancias, bomberos y vehículos policiales. ¿Por qué no debería un conductor tocar la bocina a diestra y siniestra?
1. La bocina no sirve para comunicar a otros un error
Si un chofer cometió una infracción u olvidó una señal de tránsito, al tocar usted la bocina para comunicarle la falta solo aumentará la tensión, distraerá al conductor aún más y, sin duda, el infractor o infractora no recibirá el mensaje de manera positiva. La bocina, según la ley boliviana, solo se utiliza en casos de fuerza mayor y cuando el conductor no tenga otro recurso para evitar un accidente.
2. Aumentará el estrés y la probabilidad de cometer más infracciones
De acuerdo con el estudio “Los efectos de la contaminación acústica en la salud” realizado por investigadores de la Universidad de Valencia, los entornos ruidosos y caóticos aumentan el nivel de estrés que, si suceden con frecuencia, pueden alterar la inmunidad del cuerpo, incrementar el riesgo de enfermedades cardiacas y diabetes y aumentar la inflamación del organismo. “Un conductor estresado no está en las mejores condiciones para conducir con seguridad, ya que las exigencias del tránsito lo sobrepasarán fácilmente, amentando significativamente la tensión y el malestar interior”, explican.
3. Si conduce con enfado o ira corre más riesgos de accidentarse
Tocar la bocina con insistencia es una señal de que la persona que conduce está estresada, enojada o ya con una molestia acumulada. “El conductor enojado o bajo excesiva tensión y ansiedad tiende a realizar sobrepasos, cambios de carril permanentes, conducir encimado al vehículo que va adelante, maniobras bruscas, indecisión frente a imprevistos y vulnerar diferentes normas de tránsito”, explica un experto en el portal “Prueba de Rutas”.
“Es importante que el conductor, antes de subir al vehículo, tome conciencia del estado de salud mental y física en el que se encuentra y evite tomar el volante si padece algunos síntomas psicológicos como la ansiedad, irritabilidad, falta de concentración o cambios drásticos de humor. Tomar precauciones significa proteger a los que ama y cuidar su futuro.
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Acerca de Imcruz
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