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Ciencia

El núcleo interno de la Tierra oscila y no gira

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MADRID, 13 Jun. (EUROPA PRESS) – Científicos han encontrado pruebas de que el núcleo interno de la Tierra oscila, contradiciendo los modelos aceptados de que giraba constantemente a un ritmo más rápido que la superficie del planeta.

Un estudio publicado en Science Advances por investigadores de la USC (University of Southern California) muestra que el núcleo interno cambió de dirección en el período de seis años comprendido entre 1969 y 1974, según el análisis de los datos sísmicos. Los científicos afirman que su modelo de movimiento del núcleo interno también explica la variación de la duración del día, que ha demostrado oscilar de forma persistente durante las últimas décadas.

“A partir de nuestros hallazgos, podemos ver que la superficie de la Tierra se desplaza con respecto a su núcleo interno, tal y como se viene afirmando desde hace 20 años –explica John E. Vidale, coautor del estudio y profesor del Decanato de Ciencias de la Tierra en el Dornsife College of Letters, Arts and Sciences de la USC–. Sin embargo, nuestras últimas observaciones muestran que el núcleo interno giró ligeramente más despacio entre 1969 y 71 y luego se movió en la otra dirección entre 1971 y 74. También observamos que la duración del día creció y se redujo, como era de esperar. La coincidencia de estas dos observaciones hace que la oscilación sea la interpretación más probable”, subraya.

El conocimiento del núcleo interno, una bola caliente y densa de hierro sólido del tamaño de Plutón, se ha ampliado enormemente en los últimos 30 años. Se ha demostrado que se mueve y/o cambia durante décadas. Además, es imposible observarlo directamente, por lo que los investigadores se esfuerzan por explicar el patrón, la velocidad y la causa del movimiento y los cambios mediante mediciones indirectas.

Una investigación publicada en 1996 fue la primera en proponer que el núcleo interno gira más rápido que el resto del planeta –lo que también se conoce como superrotación–, a razón de aproximadamente un grado por año. Los descubrimientos posteriores de Vidale reforzaron la idea de que el núcleo interno gira a un ritmo más lento.

Utilizando los datos del Large Aperture Seismic Array (LASA), una instalación de la Fuerza Aérea de Estados Unidos en Montana, el investigador Wei Wang y Vidale descubrieron que el núcleo interno giraba más despacio de lo previsto anteriormente, aproximadamente 0,1 grados por año. El estudio analizó las ondas generadas por las pruebas de bombas nucleares subterráneas soviéticas realizadas entre 1971 y 1974 en el archipiélago ártico de Novaya Zemlya mediante una novedosa técnica de formación de haces desarrollada por Vidale.

Los nuevos hallazgos surgieron cuando Wang y Vidale aplicaron la misma metodología a un par de pruebas atómicas anteriores bajo la isla de Amchitka, en el extremo del archipiélago de Alaska: Milrow en 1969 y Cannikin en 1971.

Midiendo las ondas de compresión resultantes de las explosiones nucleares, descubrieron que el núcleo interno había invertido su dirección, sub-rotando al menos una décima de grado por año. Este último estudio supuso la primera vez que la conocida oscilación de seis años se indicaba mediante una observación sismológica directa.

“La idea de que el núcleo interno oscila era un modelo que existía, pero la comunidad estaba dividida en cuanto a su viabilidad –afirma Vidale–. Nos adentramos en esto esperando ver la misma dirección y velocidad de rotación en el par de pruebas atómicas anteriores, pero en lugar de ello vimos lo contrario. Nos sorprendió bastante ver que se movía en la otra dirección”.

Vidale y Wang señalan que las investigaciones futuras dependerán de que se encuentren observaciones suficientemente precisas para compararlas con estos resultados. Gracias a la utilización de datos sismológicos procedentes de pruebas atómicas en estudios anteriores, han podido precisar el lugar y el momento exactos del evento sísmico muy simple, dice Wang. Sin embargo, el LASA de Montana cerró en 1978 y la era de las pruebas atómicas subterráneas de Estados Unidos ha terminado, lo que significa que los investigadores tendrían que basarse en datos sísmicos comparativamente imprecisos, incluso con los recientes avances en instrumentación.

El estudio respalda la especulación de que el núcleo interno oscila en función de las variaciones de la duración del día –más o menos 0,2 segundos en seis años– y de los campos geomagnéticos, que coinciden con la teoría tanto en amplitud como en fase. Vidale afirma que los hallazgos proporcionan una teoría convincente para muchas cuestiones planteadas por la comunidad investigadora.

“El núcleo interno no está fijo: se mueve bajo nuestros pies, y parece ir y venir un par de kilómetros cada seis años –resume Vidale–. Una de las preguntas que intentamos responder es si el núcleo interno se mueve progresivamente o si está mayormente bloqueado en comparación con todo lo demás a largo plazo. Intentamos comprender cómo se formó el núcleo interno y cómo se mueve a lo largo del tiempo; éste es un paso importante para comprender mejor este proceso”, destaca.

Ciencia

Predicen que hay un planeta como la Tierra en el cinturón de Kuiper

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MADRID, 8 Sep. (EUROPA PRESS) –

Investigadores japoneses predicen, basándose en simulaciones por ordenador, la probable existencia de un planeta similar a la Tierra en el lejano cinturón de Kuiper.

Hay muchas anomalías inexplicables en las órbitas y la distribución de los objetos transneptunianos, pequeños cuerpos celestes ubicados en los confines del sistema solar. Ahora, basándose en simulaciones detalladas por computadora del sistema solar exterior temprano, científicos liderados desde la Universidad de Kindai predicen la posibilidad de que un planeta similar a la Tierra no descubierto más allá de Neptuno orbite alrededor del Sol. Si esta predicción se hiciera realidad, podría revolucionar nuestra comprensión de la historia del sistema solar, afirma la universidad en un comunicado.

Como su nombre indica, los TNO son pequeños cuerpos celestes que orbitan alrededor del Sol a una distancia promedio mayor que la órbita de Neptuno. En particular, el lejano Cinturón de Kuiper, la región situada a más de 7.500 millones de kilómetros (o 50 unidades astronómicas) del Sol, contiene muchos TNO. Si bien estos objetos representan los restos de formación planetaria en el sistema solar exterior, sus órbitas y distribución bien podrían revelar la presencia de planetas no descubiertos.

En un estudio publicado en The Astronomical Journal, el profesor asociado Patryk Sofia Lykawka de la Universidad de Kindai en Japón y el profesor asociado Takashi Ito del Centro de Astrofísica Computacional del Observatorio Astronómico Nacional de Japón (CfCA/NAOJ) abordó este rompecabezas. Basándose en el análisis teórico de las observaciones junto con simulaciones por computadora de última generación, llegaron a la sorprendente conclusión de que un planeta similar a la Tierra (un planeta entre 1,5 y 3 veces más masivo que la Tierra) puede estar acechando en el distante Cinturón de Kuiper.

Los investigadores comenzaron analizando en detalle la estructura orbital del lejano Cinturón de Kuiper, que presenta varias anomalías inexplicables. Por ejemplo, existe una gran población de TNO desprendidos, cuyas órbitas están más allá de la influencia gravitacional de Neptuno. Además, hay un número significativo de TNO con órbitas muy inclinadas junto con una población de “TNO extremos” cuyas órbitas son extremadamente difíciles de explicar con los modelos actuales para la formación del sistema solar y el Cinturón de Kuiper.

Basándose en estos análisis, los investigadores teorizaron que otro planeta además de los cuatro gigantes (Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno) debió haber influido en la formación del cinturón de Kuiper. Para probar su hipótesis, llevaron a cabo una multitud de simulaciones por computadora utilizando las computadoras de investigación instaladas en el laboratorio de Lykawka y el grupo de PC de propósito general en NAOJ, utilizando modelos del sistema solar primitivo que existió hace unos 4.500 millones de años.

Aquí, los investigadores consideraron las interacciones entre los cuatro planetas gigantes, un hipotético planeta del Cinturón de Kuiper y un disco de pequeños objetos que representan el distante Cinturón de Kuiper primordial. Después de completar cada simulación, las poblaciones resultantes de TNO después del lapso de 4.500 millones de años se compararon con las recopiladas a partir de observaciones modernas para ver si alguno de los modelos explicaba las anomalías en el distante Cinturón de Kuiper.

Sorprendentemente, los mejores resultados de la simulación sugirieron que debería haber un planeta no descubierto con una masa entre 1,5 y 3 veces la de la Tierra orbitando alrededor del Sol a distancias entre aproximadamente 200 y 500 (o incluso *200-800) unidades astronómicas. Gracias a su masa palpable y a una órbita inclinada de unos 30°, un planeta así podría haber generado un gran número de TNO desprendidos, los TNO muy inclinados, así como los TNO extremos con órbitas peculiares, en línea con nuestras observaciones actuales.

NUEVE PLANETAS

El descubrimiento de un nuevo planeta similar a la Tierra en el sistema solar tendría sin duda profundas implicaciones, como explica el Dr. Lykawka: “En primer lugar, el sistema solar volvería a tener oficialmente nueve planetas. Además, al igual que lo que ocurrió en 2006, cuando Plutón fue Degradados de la categoría de planeta, necesitaríamos refinar la definición de “planeta”, ya que un planeta similar a la Tierra ubicado mucho más allá de Neptuno probablemente pertenecería a una nueva clase de planetas. Finalmente, nuestras teorías sobre el sistema solar y la formación de planetas También necesito revisión.”

Según el Dr. Lykawka, futuros estudios astronómicos japoneses o internacionales podrían detectar este nuevo planeta en menos de una década. En el proceso se podrían descubrir muchos nuevos TNO extremos, lo que proporcionaría información valiosa sobre la región transneptuniana.

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Ciencia

Un error de cálculo frustra el regreso de Rusia a la Luna

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MADRID, 20 Ago. (EUROPA PRESS) –

La misión Luna 25 de Roscosmos, que se encontraba en órbita lunar para aterrizar en el polo sur del satélite en los próximos días ha terminado estrellándose contra la superficie de la Luna..

El 19 de agosto, de acuerdo con el programa de vuelo de la nave espacial, primera lanzada por Rusia en 50 años a la superficie de la Luna, estaba previsto emitir un impulso para formar su órbita elíptica previa al aterrizaje. Aproximadamente a las 11.57 UTC, se interrumpió la comunicación con la nave espacial Luna-25, informó este domingo la agencia espacial rusa, Roscosmos, en su canal de Telegram..

Las gestiones realizadas el 19 y 20 de agosto para buscar el aparato y entrar en contacto con él “no dieron ningún resultado”. Según los resultados de un análisis preliminar, “debido a la desviación de los parámetros reales del impulso de los calculados el dispositivo cambió a una órbita fuera de diseño y dejó de existir como resultado de una colisión con la superficie lunar”.

Una comisión interdepartamental especialmente formada se ocupará de las cuestiones de esclarecimiento de las razones de la pérdida de la Luna, añadió la misma fuente..

Lanzada el 10 de agosto, Luna 25, primera misión lunar rusa desde Luna-24 en 1976, cuando Rusia era parte de la Unión Soviética, alcanzó con éxito la órbita lunar el 16 de agosto, sumándose a la india Chandrayaan 3 en el objetivo de ser la primera en posarse en el polo sur lunar a fines de agosto. Se trata de una zona de máximo interés para la instalación de bases habitadas en la Luna, por la presencia de hielo de agua en sus cráteres. El plan de Roscosmos era realizar el aterrizaje entre el 23 y el 25 de agosto.

Una vez en la Luna, esta misión tenía previsto estudiar el suelo lunar y la exosfera, parte de la muy delgada atmósfera de la Luna. La nave espacial también estaba equipada con un brazo robótico para recolectar muestras de suelo para su análisis, y sus experimentos estaban previstos que se prolongasen durante un año.

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Ciencia

Space X calienta motores para su nuevo prototipo de Starship

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MADRID, 7 Ago. (EUROPA PRESS) –

El próximo cohete del programa de nave interplanetaria Starship de SpaceX ha dado un paso adelante para el vuelo, con un breve encendido de los 33 motores Raptor de la primera etapa del cohete.

La prueba de ‘fuego estático’ de la denominada ‘Booster 9’ se produjo en el nuevo soporte de lanzamiento construido en la Starbase de Space X en la costa del sur de Texas.

No todos los motores funcionaron a la perfección; cuatro de ellos se apagaron prematuramente, dijeron los representantes de SpaceX durante una transmisión por Internet de la prueba realizada el 6 de agosto, informa Space.com. Pero el resto funcionó y tanto Booster 9 como la plataforma de lanzamiento salieron intactos de la prueba.

Starship, el sistema de transporte de próxima generación de SpaceX, que está diseñado para llevar personas y carga a la luna, Marte y más allá, tiene una prueba de vuelo completa en su haber.

Esa misión se lanzó desde Starbase el 20 de abril, con el objetivo de enviar el prototipo de nave denominado Ship 24 alrededor de la Tierra; el amerizaje estaba dirigido al Océano Pacífico cerca de Hawái. Sin embargo, eso no sucedió; Starship experimentó varios problemas poco después del despegue, y SpaceX envió un comando de autodestrucción, destruyendo el vehículo sobre el Golfo de México.

El lanzamiento del 20 de abril también causó daños considerables al soporte de lanzamiento orbital de Starbase y algunas infraestructuras circundantes. Para evitar que eso vuelva a suceder, SpaceX instaló un sistema de diluvio de agua debajo de la montura: una placa de acero que arroja agua diseñada para amortiguar la tremenda energía generada por los 33 Raptors del cohete Super Heavy que impulsa la nave.

El nuevo sistema de diluvio pareció funcionar bien durante la prueba del 6 de agosto, ya que grandes cantidades de agua salieron disparadas hacia los Raptors en llamas.

La próxima prueba de vuelo incluirá Booster 9 y un prototipo de etapa superior llamado Ship 25. Tendrá objetivos similares a los del primer despegue, dijo el fundador y CEO de SpaceX, Elon Musk.

Sin embargo, no está claro cuándo tendrá lugar ese lanzamiento, ya que los problemas técnicos no son los únicos obstáculos que SpaceX debe superar. Por ejemplo, una coalición de grupos ambientalistas e indígenas está demandando actualmente a la Administración Federal de Aviación (FAA) de los EE.UU., que otorgó una licencia para los lanzamientos de Starship desde Starbase. La demanda afirma que la agencia no evaluó adecuadamente el daño que tales despegues podrían causar al ecosistema del sur de Texas y solicita que se realice una revisión ambiental más estricta antes de que más Starships despeguen del sitio.

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